Desde el punto de vista de la arquitectura no parece ser algo tan extraordinario como para que necesite reconstruirse una y otra vez. Y desde el punto de vista histórico siempre me pareció dudoso el valor que se le atribuye.
Creo que para justificar tanto gasto se inventan historias. Y, en este caso, hoy aparece este artículo en el Diario Las Últimas Noticias.
Archibaldo Peralta hace lo que le dicta su nombre: archiva cosas. Archiva y archiva y archiva, y en algún momento llegó a archivar 4.800 libros y otros cientos de documentos sobre lo que ha sido su pasión: Valparaíso, su ciudad.
El historiador es miembro de la Corporación de Educación de la Municipalidad de Valparaíso. Por eso cuando la iglesia San Francisco se quemó este viernes por tercera vez desde 1846, su fundación, y por segunda vez en los últimos tres años, Archibaldo dijo: “Estoy con una espina clavada”. Y luego dijo: “Estoy tan mal que agarraría a patadas a los responsables de esta pérdida. Menos mal que las reliquias estaban guardadas y no se vieron afectadas”. Y luego, más calmado, dijo: “¿Sabe? Hay un par de mitos que siempre rondaron a la iglesia de San Francisco”.
Dos mitos que hoy quiere derribar.
Mito uno. Valparaíso, el Pancho
Por alguna razón a Valparaíso le llaman el Pancho. Y según dicen se ganó el apodo por la iglesia de San Francisco. “Pero eso es falso. Le dicen Pancho por San Francisco de California. La ciudad de Estados Unidos era muy similar a Valparaíso.
Mito dos. La torre de los marinos
Se creyó durante años que la torre y cúpula de la iglesia de San Francisco se divisaba desde el océano, y ayudaba a los marinos en su orientación. No es así. “Eso es completamente falso. Los marinos se orientan desde la época de los fenicios con los astros, no mirando una iglesia. Además, la torre recién se construye en 1890”, dice Archibaldo, antes de cortar el teléfono.
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