Desde niño comencé una investigación de decenas de años para
seleccionar sugerencias o “tips”, como les dicen ahora, de acciones o prácticas
para lograr metas y objetivos. Busqué y catalogué aquéllas de resultados
garantizados, recomendados por varios autores y que he ido poniendo en práctica
conmigo y con mis pacientes.
Las he llamado “Técnicas de Éxito Seguro”. Las trato de
explicar de manera fácil y directa. De modo que sea llegar y aplicar. Cada una
tiene, claro está, todo un fundamento.
A veces, uno puede aprenderlas o leerlas y sentir que son
buenas y útiles. Sin embargo, lo más probable que en ese momento no se le
encuentre aplicación en las circunstancias que se estén viviendo. Pero es bueno
recordarlas, porque si llega el día y la información está en tu mente, podrás
aprovecharla.
Me está pasando, por ejemplo, con una sugerencia que leí
hace muchísimos años y que te explicaré brevemente por si te sirve hoy o en tu futuro.
Todos hemos visto, al menos por televisión, los huracanes,
tifones o ciclones que periódicamente se generan, dejando destrucción a su
paso. Algunos tienen una enorme fuerza como para destruir techos, mover
vehículos o provocar inundaciones. Hay personas que se definen como “cazadores
de huracanes” que les gusta acercarse a ellos y filmar los acontecimientos.
Esto es posible, entre otras razones, porque en el “ojo” del
huracán o centro del mismo, hay mucha calma. Te puedes poner en ese lugar y
contemplar cómo alrededor tuyo vuelan construcciones y hasta animales.
Esta “Técnica de Éxito Seguro” consiste en que cuando
sientas que todo es destrucción o tormenta a tu alrededor, busques mantener la
serenidad ubicándote en el centro, con una actitud más contemplativa y de observador,
sin involucrarte. Esto es necesario, ya que muchas veces los acontecimientos
que se están desencadenando, como en el huracán, no dependen de ti. De modo que
no queda otra que dejar fluir, dejar que todo suceda. Y teniendo la seguridad,
que siempre después de la tormenta vendrá la calma. Siempre. Aunque alrededor,
ya nada será igual. Pero hay que aceptarlo así. Ya se verá cómo se reconstruye algo
mejor, puesto que esto también es posible.
Imagínate estar en el ojo de un huracán. Hay aire tibio,
calmo y todo con un misterioso silencio. Tienes serenidad y tranquilidad,
aunque sientes que algo va a ocurrir. Luego, se desencadena la tormenta, pero
esta actúa alrededor mientras que en el centro sigue la tranquilidad.
Quizá te llegue un día, como a mí, que recuerdes esta técnica,
que sientas o veas que se avecinan tormentas,
que no dependen de ti los acontecimientos, y que lo mejor que puedes hacer es
quedarte en el centro y, simplemente, contemplar, esperando que pase y se
reconstruya algo nuevo.
Sergio Valdivia Correa
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