Numerosos estudios han encontrado, además, que mientras más les
conversan los padres a sus hijos, mayor es el nivel de vocabulario y
mayor es, en consonancia, su nivel de cuociente
intelectual. No por nada, los niños sin hermanos tienden a marcar entre
dos y tres puntos más en los tests de inteligencia, lo que equivale a un
aumento de 45 puntos en el SAT, la prueba de selección universitaria
estadounidense.
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